El 2 de marzo de 2024, el mercado de criptomonedas estaba cayendo. Justo cuando los inversores estaban perdiendo la esperanza, el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, publicó un mensaje revolucionario en las redes sociales:
“Después de Biden, Estados Unidos fortalecerá sus reservas de criptomonedas. Mi orden ejecutiva dirige al grupo de trabajo del presidente para avanzar en una reserva estratégica de criptomonedas, incluyendo XRP, SOL y ADA. ¡Haré que América sea la capital de las criptomonedas del mundo!”
Añadió: “BTC y ETH serán reservas fundamentales. Me gusta Bitcoin y Ethereum!”
Esta declaración provocó una reacción masiva en el mercado. Muchos creían que las criptomonedas realmente podrían convertirse en una reserva estratégica nacional, impulsando el mercado optimismo.
Tras la declaración de Trump, el mercado experimentó enormes aumentos de precios. XRP saltó a $2.93, un aumento del 30% en un día. Solana (SOL) alcanzó los $178, subiendo un 24%. Cardano (ADA) experimentó el mayor aumento, aumentando casi un 72%. Bitcoin también se disparó, alcanzando los $94,000, con una ganancia diaria del 10%.
Mientras el mercado estaba emocionado, los inversores deben recordar que la implementación de políticas lleva tiempo. Las declaraciones políticas a menudo causan movimientos de precios a corto plazo pero no garantizan un apoyo a largo plazo.
La postura de Trump sobre las criptomonedas ha cambiado significativamente. Al comienzo de su campaña en 2024, llamó a las criptomonedas un “engaño” y se mostró escéptico sobre los activos digitales. Sin embargo, a medida que avanzaba su campaña, se mostró más favorable a la industria.
Más tarde prometió simplificar las regulaciones de criptomonedas y reducir restricciones innecesarias. También planeó nombrar funcionarios pro criptomonedas y apoyar la regulación de las stablecoins. Aunque su administración aún no ha cumplido completamente con estas promesas, su próximo cumbre criptográfica en la Casa Blanca el 7 de marzo señala un importante cambio de política.
A pesar de la emoción, añadir Bitcoin y otras criptomonedas a las reservas nacionales no es fácil. Varias desafíos permanecen:
Las regulaciones de criptomonedas varían en todo el mundo. Algunos países clasifican las criptomonedas como materias primas, otros como valores o métodos de pago. La falta de marcos legales claros dificulta a los gobiernos integrar las criptomonedas en sus sistemas financieros. Las reservas nacionales requieren activos legalmente reconocidos, y las criptomonedas aún carecen de certeza regulatoria.
Bitcoin y otras criptomonedas son altamente volátiles. Las reservas nacionales deben ser estables para apoyar la seguridad económica. Precios de criptomonedas pueden subir o bajar bruscamente en poco tiempo, lo que los hace riesgosos para la estabilidad financiera de un país. Si una nación posee grandes cantidades de criptomonedas y el precio se desploma, podría debilitar la seguridad económica.
La tecnología blockchain sigue evolucionando. Los problemas de seguridad, incluidos los hackeos, siguen siendo un riesgo importante. Para las reservas nacionales, la seguridad es esencial. Además, las redes blockchain requieren actualizaciones constantes, lo que plantea preocupaciones sobre la estabilidad y eficiencia a largo plazo.
Las instituciones financieras tradicionales han sido lentas en adoptar las criptomonedas. Los bancos centrales y organizaciones como el FMI aún ven con cautela las criptomonedas. Dado que estas instituciones influyen en las finanzas globales, su resistencia podría retrasar la aceptación de las criptomonedas como activo de reserva nacional.
A pesar de los desafíos, Bitcoin y otras criptomonedas están ganando reconocimiento como posibles activos de reserva. Con el tiempo, algunas barreras pueden ser eliminadas, lo que permitiría que las criptomonedas ingresen en los sistemas financieros nacionales.
Si la administración de Trump adopta reservas de criptomonedas, podría tener un gran impacto. Los EE. UU., como líder financiero global, legitimarían Bitcoin y Ethereum, alentando a otras naciones a seguir. Esto podría llevar a Wall Street y a las instituciones financieras a reconsiderar el valor de las criptomonedas.
Si los inversores institucionales entran en el mercado en grandes cantidades, puede desencadenar una ola de FOMO. Los grandes fondos, los planes de pensiones y los fondos soberanos podrían invertir, aumentando la estabilidad del mercado y apoyando el crecimiento de las criptomonedas a largo plazo.